Matilde debe morir de Cristian Acevedo
Editorial Barenhaus (2016)
144 páginas.
SINOPSIS:
Hallará en esta novela, amable y ocioso lector, características habitualmente atribuibles a ciertas prácticas lúdicas. Y usted reconocerá, a medida que avanza invariablemente de página, que ya no es un simple espectador. Que no tiene permitido semejante privilegio.
Y, como ya hemos dicho que esta pequeña novela podría confundirse erróneamente con un juego —con un juego inocente y sencillo—, usted querrá jugar. Y será lógico que quiera ganar: en todo juego hay ganadores y perdedores, claro.
De modo que se abren las apuestas. La banca le pone unas fichas a este tal Omar Weiler, este tal Cristian Acevedo. Pero sin dejar de vigilar al insulso de la mesa 4. Ese que será usted, y que también apostará. Incluso cuando se le indicará que esto no es un juego. Usted, que jugará incluso después de la advertencia inicial.
RESEÑA:
La odisea de cuatro personajes comienza en un bar ubicado en Charcas y Armenia, Palermo. Con la premisa, que el lector conoce desde la primera página: Matilde debe morir.
Lo que el lector no sabe es que se adentrará en un juego psicológico de lo más macabro. Así es: el lector pasa a ser un personaje más de esta historia. Y como tal, debe tomar decisiones.
En esta novela, tomamos una posición activa: vamos todos los días al mismo bar y vemos las mismas caras. Sobre todo, la espiamos a ella, a Matilde. Observamos todo, desde el detalle más nimio hasta sus textos como escritora.
A medida que avanzan las hojas, este libro se convierte en indispensable. Imposible de soltar. Nos mantiene en vilo, y nos hace partícipes de un final cantado, la muerte de Matilde.
¿Cómo debe morir Matilde? ¿Cuál de los cuatro personajes -entre los que se encuentra usted mismo-, va a asesinarla? No puedo darles más pistas. Pero sí un consejo como amante del suspense: léanlo.
8/10⭐️
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