Nada que corte: la turbulenta novela que transcurre entre flashes, fármacos y psiquiátricos

Nada que corte: la turbulenta novela que transcurre entre flashes, fármacos y psiquiátricos

Gloria Vaccarezza se mete de lleno en la mente de Débora, una joven que vive al borde de la locura.

Cabezas quemadas frente a las cámaras, sonrisas impostadas y cuerpos rotos, enfermos. Envases que nos muestran solo la superficie. De eso se trata «Nada que corte», de una explotación laboral que se camufla de perfección.

Débora es joven y hermosa, toda una promesa en el mundo del periodismo. Hasta que se topa con un productor que la maltrata hasta el punto de la asfixia, del burn out. Entre excesos, cámaras y amores efímeros, Débora intentará equilibrar sus dos mundos, pagando un precio muy alto por ello: su salud mental.

En una entrevista con BigBang, Gloria Vaccarezza cuenta todos los detalles de su primera novela, una obra estremecedora que retrata muchas de las problemáticas sobre salud mental que actualmente viven los jóvenes, y de las que no se habla.

-¿Cómo surge la idea de crear el mundo volátil y roto de Débora? ¿Cómo fue el proceso creativo de tu novela?

La idea de la novela surge a partir de una experiencia personal. En la primera etapa de mi carrera laboral, trabajé como productora de exteriores en canales de TV. De alguna manera, siempre me pareció que ese mundo era muy interesante para narrar: el detrás de cámara, lo que pasa en los móviles de exteriores, la calle, las guardias. Me interesaba cruzarlo con el tema de la exigencia que supone la maquinaria laboral moderna y sus consecuencias en la salud mental. Para unir esos dos mundos, usé la voz de la primera persona de Débora como hilo conductor. El proceso creativo fue muy enriquecedor gracias a todo lo que me ayudó hacer clínica de obra con Luis Mey. 

-¿Qué fue lo que más te costó a la hora de meterte de lleno en la temática del burn out y de la salud mental?

Es un tema delicado que experimenté tangencialmente, por lo que quise ser cuidadosa a la hora de escribir. Sin embargo, no me resultó complejo construir los personajes y las historias. 

-¿Qué paralelismo podés establecer entre la ficción y la realidad actual? ¿Creés que la explotación laboral y la alta exposición aquejan a los jóvenes como Débora? Que se refugian en vínculos efímeros e insanos, y en sustancias como anestésicos del dolor.

Creo que durante la juventud podemos estar un poco más expuestos a cierto tipo de explotación, o incluso, a situaciones que no están del todo buenas porque recién se empiezan a conocer las reglas del juego del mercado laboral. También creo que se juega bastante el tema de aguantar para no quedarse afuera de un sistema, y ahí aparece la alta exposición que mencionás. En la época en la que se desarrolla la novela, las condiciones laborales eran muy distintas y más abusivas que las actuales. En cierto modo, se narra otra generación y otro contexto. Hoy los vínculos de los jóvenes con el trabajo son diferentes.

-Débora transita el momento más desgarrador de su vida a lo largo de las páginas. Pero por momentos, parece feliz. ¿Creés que es posible habitar ambos mundos y salir ileso?

Creo que nadie sale ileso de sus vivencias. En el caso de Débora, lo que intenté fue rescatar momentos en los que dentro de su contexto percibiera felicidad y transmitir alguna dosis de humor.  En definitiva, esos momentos eran los que le permitían seguir adelante. 

-¿Qué autores del género te inspiraron para retratar a la perfección las aflicciones de los pacientes del hospital psiquiátrico? Incluida Débora. ¿Alguna novela en particular que te haya marcado?

La verdad es que no me inspiré en ningún autor para retratar las historias de los pacientes del hospital psiquiátrico. De todas formas, creo que todas las buenas lecturas marcan y transforman. Así que de alguna manera están ahí, en lo que escribí. 

Acerca de

Periodista. Licenciada en Ciencias de la Comunicación.

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